lunes, 28 de diciembre de 2009

cinco ventanas


Siempre habíamos vivido en la misma casa, desde que nuestros padres nos trajeron a este mundo habitábamos en el mismo lugar. La estancia era confortable y nos hacia sentir seguros, tenía cinco ventanas, una daba al sur y aunque nos traía olores del estercolero ya no nos disgustaba, otra al norte por donde entraba el frío al que estábamos acostumbrados, la tercera daba al este y nos permitía oír el ruido de unas cercanas fábricas, otra al oeste desde donde jugábamos tocando las piedras del exterior, la última era la que daba a la cocina por donde nos daban la comida y sus sabores.

Esta casa nos había permitido la subsistencia y nos era lugar conocido, cinco ventanas por donde conocíamos lo que era toda nuestra realidad.

Un día se acerco un extraño viajero que nos dijo que la realidad no era aquella, que más allá de estas cinco ventanas había un mundo mucho más amplio, que la realidad era mucho más grande y maravillosa. Todos dijeron que estaba loco, que no podía ser cierto, que la única realidad era aquella, donde podrían ir fuera de aquella confortable estancia?. Nadie le creyó.

Pero yo si lo hice. Deje el confort de lo conocido y empecé a andar por un nuevo mundo, empecé a disfrutar de los aromas de las flores, el canto de los pájaros, vi paisajes maravillosos y toque el suave tacto de la hierba fresca de la mañana. Volví e intente explicarles esta realidad a todos, pero nadie entendía nada, preferían el confort de su mundo, lo desconocido para ellos, decían, era fruto de mi locura. Lo intenté repetidas veces pero nunca me quedaba en compañía de mis hermanos, seguía buscando.


Pero llegó un día que todo cambió, me percaté que aunque todo era nuevo, a la vez que conocido, la realidad era mucho más grande y me pregunté, esto es todo? o estoy encerrado todavía en un cuerpo como en una casa con cinco agujeros? y descubrí que todo era maravilloso, no había ventanas, ni casa, ni cuerpo, todo era abierto, unido, todo estaba en relación con todo. Y al final comprendí que cada uno tiene su camino y el mío era este, el camino de la UNIDAD, el camino del SER.

Ya no volví nunca más, todo era perfecto como estaba.

S.


Namasté.

lunes, 21 de diciembre de 2009


Dado que estamos en un periodo festivo me permitiréis que haga, solo por esta vez, un post lúdico.

Estos días de compras, de fiestas, de “alegrías”, para algunos claro, son días de un cierto relax, se come, se bebe, se... juega, de manera menos comedida de lo que acostumbramos hacer. Y al margen del “A partir de enero dejo de fumar o dejo de comer tanto y hago algo de régimen o empiezo a estudiar inglés…” Nos sentimos mal por los excesos que nos hemos permitido.

Que hacer? Debemos restringirnos desde un principio o nos podemos permitir alguna licencia?



Recuerdo que en una ocasión, en un encuentro espiritual, hablábamos de temas parejos a este, un compañero dijo que se sentía mal al girar la cabeza cuando se cruzaba con alguna chica de gran potencial “estético”, a lo que yo le respondí, entre las risas de los asistentes, sabes que pienso yo cuando veo una chica como la que describes, pues “coño! que materia más bien puesta”.
Sirva esta pequeña broma para ilustrar lo que pretendo decir “Dar al cesar lo que es del cesar y a Dios lo que es de Dios”. Los budistas me entenderán bien porque es el camino del medio, el equilibrio lo único que nos hará ver la verdad de las cosas.

Recordemos, a Arthur Oncken Lovejoy, Aldous Leonard Huxley o ken Wilber que nos han hablado de la gran cadena del Ser. Cuerpo, mente y espíritu. Quien castiga una parte de esta cadena no deja fluir la esencia Pura.

Si nos han mandado a aprender en este mundo occidental, con sus costumbres y con su cultura, es por algún motivo. Mimetizar costumbres lejanas puede ser bueno, pero también puede alejarnos de nuestro dharma. Aceptemos las cosas como son, aceptémoslas como vienen, aceptemos las lecciones que nos tocan en cada momento, intentar cambiar el rumbo que nos ha marcado el Maestro es un error, no lo cambiaremos y frenaremos el flujo natural de las cosas.

Seamos pues comedidos y disfrutemos de estas fiestas.

Un grandioso abrazo a tod@s.

Namasté.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Sincronicidad




Sincronicidad, como dice Carl Gustav Jung “Es la coincidencia con significado para la persona que la vive”. Y dice también, “Es una ley del universo que actúa para orientarnos hacia el crecimiento de la conciencia”.

Cada día nos damos cuenta de que las cosas están interrelacionadas y que las casualidades no existen, todo pasa porque debe pasar, y aunque nos parezcan extrañas las enseñanzas que los Maestros nos dan, en cada momento te pasa lo mejor que te puede pasar, pero claro, lo mejor a lo que estamos acostumbrados es muy diferente a lo que ellos se refieren.

El físico David Pead comenta que “sincronicidad es el delicioso fluir de esos momentos en que parece que nos ayudan manos ocultas”.


Sincronicidad es esta relación que existe entre todas las cosas, todo está perfectamente relacionado con el Dharma de cada uno.

Shopenhauer decía, “Cuando uno llega a una edad avanzada y evoca su vida, ésta parece haber tenido un orden y un plan, como si la hubiera compuesto un novelista”. También J. Cambell nos dice, “Todo guarda una relación mutua con todo lo demás, por lo tanto no podemos culpar a nadie de nada”.

Decía Einstein, “La intuición es lo único realmente tiene valor”.

Observemos pues con la poca intuición que nos quede todo lo que sucede a nuestro alrededor y podremos escuchar las voces del Maestro que nos guía, lo hace en forma de casualidad, de un comentario de quien menos esperamos, un encuentro inesperado, y de muchas otras maneras. Recordemos que en cada momento nos pasa lo que toca.



Namasté.

lunes, 7 de diciembre de 2009



Escribiendo el último post recordé un libro que leí hace más de 5 años y que sabía que entre las notas que suelo hacer encontraría una reseña interesante para seguir con el tema.

“Lo último que quiere hacer alguien que ha proclamado prematuramente su propia iluminación es cometer un error. Por otra parte, quienes son lo que podríamos llamar “iluminados” saben que siempre cometerán errores, siempre habrá posibilidades más elevadas. “Los verdaderos maestros espirituales - escribe Frances Vaughan-, a diferencia de los guías de masas que buscan una apariencia de infalibilidad y no pueden admitir errores, no están preocupados por si pierden o ganan. Han ganado ya”. O, como dirían algunos maestros, “Han perdido ya”.

Mariana Caplan
A mitad del camino. - La falacia de la iluminación prematura.

He querido recoger este párrafo por lo claro y significativo pero también porque menciona a Frances Vaughan una de las maestras occidentales que me han influido. Ella con Stanislav Grof y el gran maestro actual Ken Wilber configuran la cabeza de lanza de la nueva visión nodual americana.

Recordemos lo que Nisargadatta nos dice:

“El santo está lleno de conocimiento espiritual y de reposo pacífico, no le falta nada, practica su sadhana de manera que no es descubierto, él no emplea ninguna marca externa de santidad, se viste de acuerdo al momento y al clima”.


Y Ramana nos dice también:

“Si usted quiere conocer la naturaleza real del Maestro debe mirar el universo entero como la forma del Maestro. Debe ver al Maestro en todos los seres vivos”.


No nos dejemos influenciar por el marketing espiritual y miremos alrededor que seguro que el Maestro está hablándonos desde bocas muy cercanas, si sabemos escuchar le oiremos constantemente.

Namasté.